viernes, 30 de abril de 2010

DREAM

Estabamos en casa. En el patio. Aparecías con un montón de cosas en la mano. Papeles, sobres, y una cajita. Te sentabas en la mesa de atrás. Mi mamá contra la pared de mi ventana, vos al lado, y yo parada, al lado tuyo como siempre.
-Vos, ni un mensaje me mandaste. Lo estuve esperando.
- ¿De que me estás hablando?
-Es lo mismo. Como la otra vez pero esta vez era Mónica
-{Pensé en Sta Teresita} -Ah, Santa Mónica. Es que me olvidé.
En silencio te escuchaba. Hablando con mamá. Practicamente susurrando. Como si alguien te impidiera que hables más fuerte. Como si quisieras que yo no entendiera lo que dijiste. Pero yo siempre te presté tanta atención, era prácticamente imposible no querer, y no podes escucharte. Me acerqué y le estabas dando a mamá un sobre. Gordo. Como la última carta que yo te dí. Parecía estar lleno de papeles y de cosas. Tenía un tono celestito. O eso es lo que mi mente me permite recordar. Sé que blanco no era. Y hablabas con mamá que te escuchaba con atención.
- " Esto es una carta. Y esto, vos que que querés tanto a mi ex {irónicamente} te lo dejo para que lo veas"
De repente, me tuve que ir, hablaba rápidamente en la facultad, y pensaba que ya estaba usando 4 subte pass, pero que no importaba, que esto valía la pena y que tenía que llegar rápido a casa. Rompiendo con la rutina, había decidido camino a la boca del subte, que iba a tomarmelo directo, sin volver a Alem, y que iba a correr el tren. Y tenía que llegar a casa, y tenía que verte, y otra vez te me escapaste, te me fuiste, y no pude decirte todo lo que sentía.
Es como si hubieras adivinado el estado de soledad en el que me dormí. Y hubieras decidido aparecer. Para recordarme que estás. Siempre hacías eso, cuando creía que ya no ibas a aparecer, recibía un mail, una carta, una tarjeta, un llamado, un mensaje de texto. Son escasas las portunidades que tengo de verte mientras estoy plácidamente dormida, y siempre te me escapás. Sin embargo me desperté y aún medio dormida, quería volver a verte, sentía que si volvía a dormirme, volverías a estar ahí y me ibas a estar esperando. Pero eso no pasó, y al rato sonó el despertador. Agradezco acordarme del sueño, eso no suele pasarme muy a menudo. Puedo recordar la densidad del día, el sol asomándose a través del toldo azul, y calentando el patio. La mesa, que parecía la de plástico pero no puedo asegurarme, las dos sillas blancas, y tu pelo suelto.
Hasta recuerdo mis piernas caminando rápido por Corrientes, ansiosa y con ganas de volver a verte. Creo que en definitiva es eso: LAS GANAS QUE TENGO DE VOLVERTE A VER.