sábado, 12 de marzo de 2011

He dicho, he escrito.

Algunas personas creen que escribir es cobarde, es no poder sentarse a hablar con el otro de frente, a decir las cosas en la cara, es más fácil, más cómodo, más simple. Yo, y muchas otras personas (estoy segura que muchísimas), pueden afirmar que esto no es así.
Escribir es casi o más difícil que decir las cosas 'face to face'. Por siglos y siglos se han escrito documentos, y han quedado guardados en bibliotecas, llenándose de polvo. Pero ahí están, son la prueba de que existimos, de lo que hicieron nuestros antepasados, es un pedazo de tiempo incrustado en una hoja de papel. ¿Nunca se preguntaron por qué? Sencillo...Porque nunca estuvo mejor el dicho "Las palabras se las lleva el viento". Las palabras valen, pero "una mirada vale más que mil palabras"... Y volvemos a lo mismo ¿Por qué? Tengo una teoría, y creo que es valedera. Acá va: Lo que se escribe una vez enviado a su destinatario, o al mismísimo ciberespacio no tiene retorno, no tiene arrepentimiento, fue vomitado, expulsado, puesto a la vista de todos, expuesto. Sí, expuesto. Expusimos un pensamiento, algo que nos hace acordar una determinada situación, una canción, un poema, algo que habla de nosotros. Sea propio o citado. Entonces, a todos aquellos que no valoran las cartas, los mails, las notas de las redes sociales, les digo: Valorenlas. Son especiales. Si alguien se toma el trabajo de hacerlas, es por que la otra persona le importa lo suficiente, pero POR SOBRE TODAS LAS COSAS por que no se va a arrepentir de haberlo dicho. Es mucho más habitual escuchar que alguien dice "Perdoname, la verdad, no sabía lo que decía, estaba hablando en caliente"
Y sí, es cierto, también podemos escribir en caliente... Pero no siempre son cosas que estamos dispuestos a compartir. Con esto me refiero a que, todos tenemos secretas opiniones y cosas que no le contamos a nadie, por vergüenza, o cualquier otro motivo. Y están escritas, o fueron dichas inconscientemente en una charla íntima con nosotros mismos. Pero, cuando alguien se dispuso a COMUNICAR algo, es mucho más probable que sea más centrado, pensado, correcto, ubicado y sincero el documento escrito. La carta, el mail, la postal, la tarjetita de cumpleaños, todo. Porque escribir algo y dárselo a alguien, es entregarles una prueba, una prueba de sentimientos, de enojos, de culpas, de amor. No hay vuelta atrás. No podés pedirle a esa persona que te lo devuelva. Entonces, ¿quién es más cobarde ahora? No desvaloricemos los escritos. Los escritos que nos llegan de personas que queremos y no tanto, los escritos que van dirigidos a nosotros con nombre y apellido, los escritos que gritan sentimientos. Creamos en ellos, por más que nos hayan hecho creer que todo lo que dice la internet, y las cartas pre-impresas de propaganda política son mentiras; démosle la oportunidad a quienes se toman el tiempo para redactarnos algo. He dicho, he escrito.