miércoles, 24 de noviembre de 2010

Crónicas de ESE día después

Repaso una y otr vez los hechos en mi mente. Me pregunto que es exactamente lo que me lleva a repetir el error. Porque, si me he visto llorarte muchos días después, regreso esperando otro desenlace. Uno que no me hiera, que alimente esa esperanza de que esta vez, tu actitud va a cambiar.Lo que más duele es saber que soy yo la equivocada. Que ya pasó el momento en el que las cosas se podían malinterpretar. ¿Y entonces? ¿Que es lo que estoy haciendo con exactitud? ¿Porque, si yo sé que me vas a amargar los días posteriores con actitudes repetidas de evasión, no puedo contenerme cuando estoy al lado tuyo? Quisiera desde lo más profundo de mi alma, poder desterrarte del lugar en donde estás. Olvidarte y no volver a caer. Pero ahora, ahora, te extraño. Y me odio por eso.
ESTÁ TODO BIEN, HASTA QUE ME ACUERDO QUE EXISTÍS.

viernes, 5 de noviembre de 2010

DESNUDA DESPERTÉ.

Quedé desnuda.
Me descubrí frágil y desarmada, llena de grietas.
El mundo me aplastaba, no había espacio para más lágrimas, había que seguir.
Seguir la corriente, la voragine, y el desvelarse por las responsabilidades.
Sufrir, sufrir es de deprimentes, hay que 'estar pila', si estás bajón no le servís a nadie.
Yo no le quiero servir a nadie. Yo no sufro. Hoy festejo que vos estés allá mirandome.
Si claro, sería hipócrita si diría que eso era lo que más me hubiera gustado. Definitivamente no.
Es lo que el universo, y Dios me dió para esta vida. Y lo tengo que aprovechar.
Y te aprovecho en la luz, en las ganas de despertarme a la mañana, en la integridad pura que siempre me transmitiste.
En las risas, en las canciones y en todo eso que por donde quiera que mire, me vincula con vos a mi alrededor.
Alrededor, hacia allí miro. Me encuentro dando vueltas sobre cosas que sé, no tienen remedio.
No puedo encadenarme a hacer justicia por las personas que lo merecen, todos sabemos con las cartas que estamos jugando. El mazo que nos tocó, hay que saber barajarlo.
Y no gané, y voy -99 en el chinchón hasta que despierto. Y empiezo a ver esas jugadas que antes no tenía en la mente.
Ahí arrancan mis -10.
Porque restar ahora, para mí, es sumar. Restar penas, personas, y tristezas.
Restar luchas incansables a pesos que ya, la verdad, no pesan. Ni piensan. Y si lo hacen, no lo hacen hacia el lado en que yo lo hago. Y se dividen los caminos, y lo acepto.
Resto, resto, sigo restando. Porque hasta casi 100 llegué, y cuando creí que la gota iba a rebalsar el vaso, desperté.
Y a restar llegué, porque cuanto más menos diez tenga mi chinchón, más difícil va a ser perder.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Ser o no ser

Estar enamorada y no ser correspondida, o nunca haberse enamorado. ¿Que es más triste?