Nada que solucione nuestros problemas definitivamente, aunque puede haber excepciones, pero quedas en el grupo excepcional del noventa y nueve por ciento que no conoce una cotidianeidad que le cambie la vida, hay otra realidad de little things que podrían darle un poco de buen sentido a esos días que, como dice Benjamín Prado, "por las mañanas tienes mucho que hacer y por la noche no tienes nada que recordar".
Despertar en una cama calentita, ver el amanecer por la ventana del departamento, salir tarde y llegar a horario a la oficina, acariciar las mascotas que caminan con los paseadores, que alguien te haga reír, almorzar en el sol, volver temprano a casa, que te regalen una golosina, que te cuenten que falta poco para un feriado, leer una buena noticia en el diario, que tu artista favorito te responda un tweet o te comente una publicación en facebook, encontrarte un libro, que te encuentres con alguien que hace mucho no veías y ya estabas extrañando.
¿Enumerar las posibilidades? No terminaría más. Pero cuando te toquen hacelo, es un ejercicio que vale la pena.