miércoles, 19 de enero de 2011

Ambivalente

Que fácil parece ser aconsejar, dar opiniones, pedirte que te valores, que te quieras, que veas quien es quien te merece.
Pero es una gran contradicción, que al vernos en una situación de igual angustia, igual dolor o confusión, siempre elijamos mal. Que siempre nos conformemos con poco. Con ese poquito de amor, de cariño, de tiempo y demostraciones. A cambio de ese momento ínfimo que se esfuma con la salida del sol o la caída de la noche, sacrificamos cientos de amaneceres y ocasos. Nos quedamos con ese momento, como si ese tiempo que además de corto pasa muchísimo más rápido de lo normal, pudiera llenarnos lo suficiente como para estar abastecidos hasta el próximo encuentro. Sabemos que pronto todo se desvanecerá y la oscuridad volverá a atraparnos. Ahí estamos, las personas, todas o casi todas, o yo y los míos viviendo a diario esa contradicción. Y no es hipocresía. Sólo que no podemos evitar aconsejar/opinar/pedir lo que es correcto, o sano, o a nuestro juicio merecido para el aconsejado en cuestión. Pero... Lo correcto arrastra soledad y desesperanza. ¿Es por eso que decidimos no utilizar ese camino con nosotros mismos? ¿Nos movemos acaso por una esperanza interna de que algún día nos encontremos con el final del dilema y consejo y acción puedan, por fin, ir de la mano?¿Somos acaso, masoquistas?
El destino se emperra en ponerte una y otra vez las mismas piedras en el camino y al cargarlas en tu espalda, al asumirlas como tuyas, la mochila se va haciendo más y más pesada. Y eso te va agotando, te quita fuerzas y capacidad para poder saltar la próxima sin tocarla. Otra cosa inevitable: Siempre levantamos la piedra, la miramos, la tocamos, la admiramos hasta convencernos que es bonita, y la ponemos en la mochila de sin sabores que llevamos cargada. ¿Quien, entonces, se atreve a abrirla y sacar las piedras? Arrojarlas, lejos del camino, pero no tanto para que su verdadero dueño o dueña pueda recogerla y llevarla con gusto en su mochila.
TOTAL DICEN QUE EN EL MUNDO HAY UNA MEDIA NARANJA PARA TODOS.
Y YO CADA DÍA CREO MÁS FERVIENTEMENTE QUE MI MITAD, YA ESTÁ HECHA JUGO.