lunes, 2 de agosto de 2010

PENTAGRAMA

Como era de esperarse, pasan los días y todo sigue igual. Sigo levantandome para ir a trabajar, sigo estudiando, sigo viendo a mis amigos, todo, o casi todo sigue como antes. Todo. Las canciones que te traen a mi memoria a cada instante. Esos fragmentos, esas estrofas, y esas mañanas que amanezco cantando el te quiero, o el sr juan sebastián sin encontrarle explicación. Otra cosa que no cambió, es la forma en que recuerdo tus gestos. Todos y cada uno de ellos. Tu sonrisa, tu risa, tus muecas. Aparte de todo lo que dicen que transmitías, de esa energía que emanabas a tu alrededor, tus gestos siempre fueron tan claros, tan consisos. Tus ojos eran un reflejo de tu alma. Sin embargo, pocas personas eran capaz de verlo. La pureza y la paz. Era esa cosa de estar al lado tuyo y saber que todo iba a salir bien. A veces me da la sensación que nunca estuvimos separadas. Que todo el tiempo en el que la enfermedad se empeñaba en quitarte las fuerzas, no existió. Tengo tan vivas tantas imágenes, tantas palabras, tantas situaciones. Son tan nítidos esos recuerdos que me cuesta encontrar, que me cuesta entender que fueron años. Sin tenerte cerca, y apenas pudiéndote ver. Y veo esas fotos, y parece que fue ayer. Tengo la sensación de que el tiempo se detuvo en esos recuerdos. En esas pequeñas cosas, que como bien decías, sólo yo podía memorizar. La nostalgia por todo lo que nos faltó, por esa vida que te arrancaron, y el hecho de saber que lo único que queda realmente son estos recuerdos vacíos, y ese tiempo muerto, me hace sentir insignificante, perdida, lejana. Daría mi vida, por un instante más. Aunque detestes ese apego y ese aferro que tengo hacia las cosas, sabés que es así y que nunca vas a poder cambiarlo. Como te dije cuando tenía apenas unos doce años, los grises no me gustan. O es blanco, o es negro. Y estás, o no estás. Y no te encuentro. Por ende asumo que no estás, y no puedo hacer otra cosa que extrañarte, porque me resulta imposible, a ocho meses y días sin vos, no aferrarme a la idea de volverte a ver. Nada ni nadie, y sería capaz de tatuarlo, con la sangre que recorre mis venas, en mi alma, va a tener ESA capacidad de lograr cualquier cosa en mí. Porque te quise, te quiero y te voy a querer siempre, como lo que sos, lo que fuiste, y lo que nunca vas a ser también. Me dejaste el cable a tierra que me ayuda a volver, en este mundo que gira al revés. Me dejaste una corchea que se cayó de tu pentagrama, pero nada es lo mismo sin la Clave de Sol. Porque ya no tengo quien le ponga mi alma, a cada canción.