Dreams que se me despiertan al leer este libro: Escuchar poesía directamente de la voz de Joaquín, Benja, y otros poetas. En una lectura paga de esas a las que pienso asistir cuando por fin conozca Madrid y toda la puta península española.
Jugar al ping pong con los dos, más aún con Joaquín y reverenciarme ante Jimena porque envidiarle ya es poco y sería reconocerle nada de lo que tolera por puro amor al flaco.